TU NACISTE ANTES QUE YO MURIESE.

POR AVELINA LÉSPER.

La Historia del Arte y de la cultura popular está habitada por obras, artistas y personajes que perece que siempre han estado ahí, que nos acompañan desde hace siglos y décadas, y que representan en sí mismos una edad de oro. Nacen y no tienen espacio para morir, para desaparecer o ser olvidados, su permanencia se incorpora a nuestro imaginario, dejan de ser personas para ser imágenes, símbolos y semidioses. Julio de Rita, crea un Olimpo mundano, con esas presencias paganas que rigen ese imaginario. Con una paleta que satura psicológica y emocionalmente el espacio, con efectos de color, con tonos que exaltan el adoración hedonista por el arte. Pleno de texturas, de degradados, crea un homenaje a Velázquez y ese espacio suspendido en el tiempo que son Las Meninas. Julio de Rita le da otras tonalidades a Las Meninas, le aporta texturas y capas distintas de color, para reubicarla en el presente de su pintura, de su búsqueda estética. Este homenaje a la inmortalidad de Velázquez se prolonga a la inmortalidad de la pintura y del arte, de la obra creadora, de ese trabajo que trasciende a los individuos para quedarse ahí, alimentando nuestra imaginación, nuestra experiencia estética y esa necesidad de ver arte. Estamos en una época de obras efímeras, sin valor estético, con el solo deseo de venderse como caprichos de mercado y de la retórica. Julio de Rita con su obra investiga en la inmortalidad del oficio, y así como negarse a morir, negarse al olvido es un acto de rebelión, crear, pintar y dejar una obra es, ahora mismo, un acto revolucionario.

* Dante, canto IV de la Divina Comedia.